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domingo, 12 de março de 2017

EL “AMOR A SÍ MISMO”, EL “AUTO PERDÓN” Y EL “PRÓJIMO” COMO BLANCO. Jorge Hessen


Traducido por: Mercedes Cruz Reyes 
Madri/Espanha




Jesús estableció la síntesis de la Ley: “amad a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a vosotros mismos”. [1] El resumen de la Norma indicada por el Maestro es de las más admirables terapias personales. Todos somos importantes. Somos criaturas únicas en el Universo que buscamos la felicidad a través del aprendizaje de amarnos a nosotros mismos, al prójimo y a Dios.

¿Con todo, de qué forma amar amarnos a nosotros mismos? Naturalmente la propuesta de Jesús es un imperativo que no debe ser confundido con el egoísmo o el egocentrismo. Cuando elegimos aprender, para el mejoramiento intelectual, nos estamos auto amando. Cuando comprendemos nuestras imperfecciones temporales, esforzándonos para corregir los errores, estamos amándonos a nosotros mismos. “El auto amor proporciona una visión más clara de quien se es, de lo que se desea y de lo que no se desea para sí”. [2]

Cuando elegimos perdonar y extinguir el peso de una amargura, estamos amándonos a nosotros mismos. El aseo mental y la estabilización emocional tienen procedencias brillantes en aquel que consigue practicar y recibir el perdón. Todos somos convocados a practicar el perdón en el ambiente doméstico, profesional, religioso; en fin en la convivencia social.

Al final de cuentas, perdonar significa absolver, indultar, disculpar, anestesiar. El prefijo “per” quiere decir “total” y “donar” significa dar enteramente, o sea, un empeño de auto donación plena. Por tanto, perdonarnos resulta en el pleno amor a nosotros mismos.

Para liberarnos, tanto de la culpa como de la disculpa, necesitamos cultivar el auto amor, la auto consciencia, el arrepentimiento y el aprendizaje para las reparaciones imprescindibles. ¡Es verdad! El auto perdón no es una simple revocación de la conciencia de culpa, mas si un procedimiento de auto-examen conciencioso de nosotros mismos, lo que requiere arrepentimiento y reparación.
Solamente cultivando el auto amor es que crecemos espiritualmente. Por eso no podemos quedar bajo el guante del ingenuo pesar. Quien se ama a si mismo (como recomendó Jesús) llena su vida de alegría y paz. Todavía, una de las causas de auto-agresión viene de la procura frenética de irrestricta perfección, como si todos debiésemos ser dioses o diosas de un momento para otro.

Cuando esperamos perfección en todo y confrontamos el lado "primario" de nuestra naturaleza humana, nos sentiremos fatalmente disminuidos y envueltos por un aura de fracaso. La baja autoestima nace cuando no nos aceptamos como somos. Solamente la auto aceptación nos lleva a sentir plena seguridad ante los hechos y ocurrencias en lo cotidiano.

Nuestras reacciones ante la vida no acontecen en función tan solo de los episodios exteriores, más si sobre todo de como percibimos y juzgamos interiormente esos mismos acontecimientos. La forma de reflejarnos y comportarnos cara a nuestras reacciones ante los otros, evaluándonos como buenos o malos, es tallada por un mecanismo de autocensura que se encuentra alojado en nuestros niveles de conciencia más profundos. Este juez íntimo fue cultivado sobre bases de valores y de principios que empilamos a través de los tiempos asumidos bajo innumerables reencarnaciones.

Todos nos equivocamos tendiendo el deber de perdonarnos, sin embargo no permanezcamos en el error. Es imprescindible, buscar no reincidir en el mismo indebidamente moral, liberándonos de las cadenas constringentes del remordimiento, hasta mismo porque “el remordimiento es un destello de Dios sobre el complexo de culpa que se expresa por enfermedad de la conciencia”.[3] Podemos experimentar culpa y condenación, perdón y libertad, de acuerdo con nuestros valores, creencias, principios y normas vigentes. Aprendemos así que para alcanzar el auto perdón el imperioso que reexaminemos nuestras profundas convicciones sobre la naturaleza de nuestro propio YO.

Todos cometemos desaciertos de mayor o menor agravamiento, algunos de los cuales, como vimos, son archivados en las profundidades del inconsciente. Más temprano o más tarde resurgen devastadores, causando malestar, ansiedad, insatisfacción persal, encaminando al trastorno de conducta.

La terapia moral por el auto perdón se impone como indispensable para la recuperación del equilibrio emocional y el respeto de nosotros mismos. Sea cual sea la gravedad del acto infeliz, es posible repararlo cuando se está dispuesto hacerlo, recobrando el optimismo, la alegría de vivir, amando a Dios y al prójimo, perdonándonos y amándonos verdaderamente.

Referências bibliográficas:

[1] Mt. 22:34
[2] FRANCO, Divaldo Pereira. Amor, imbatível amor, ditado pelo espírito de Joanna de Ângelis, Bahia: ed. Leal, 2005, cap. 13
[3] XAVIER, Francisco Cândido. Pronto Socorro, ditado pelo espirito Emmanuel SP: Ed CEU 1980

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